Se escribe que el tiempo y el espacio han perdido su significado tradicional. Por eso Manuel Castells habla de nueva Era y Alain Touraine de ruptura. El Norte está cada vez más disperso y fragmentado y el Sur también. Podría decirse que ahora hay muchos Nortes y muchos Sures. Por eso hay visiones tan distin¬tas del intenso e imprevisible proceso iniciado hace apenas tres décadas. Nadie sabe hacia dónde nos va a conducir el proceso de cambio en esta nueva Era de la información y la comunicación. Existe un consenso básico en torno al final de un «viejo» orden mundial, pero ¿cómo definir el nuevo contexto? Las referencias son tan distintas como distantes: nuevo orden, nuevo desorden, nueva Edad Media, geopolítica de la complejidad, geopolítica de las fractu¬ras, geopolítica del caos, segunda modernidad, modernidad radi¬cal, modernidad líquida, posmodernidad... Las propias ciencias sociales participan de este grado notable de desconcierto. Desde comienzos de la década de 1980, los economistas empiezan a hacer uso de la palabra globalización, la que llega a ser cen¬tral en todas las Ciencias Sociales después de la caída del Muro de Berlín y la desaparición de la Unión Soviética. Aparecen propuestas de «final de los territorios» (Ber¬trand Badie), «ciudades mun¬diales» (Saskia Sassen), «lsociedad-red» (Manuel Castells), «economía de archipiélago» (Pierre Veltz) y los «no-lugares» (Marc Augé), entre muchas otras.









Published: 2018-07-01