Identidad y representaciones en un mundo globalizado
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Resumo
El cóndor es una presencia común que vuela y se posa en nuestro territorio mental, como parte de esa memoria simbólica que se alimenta por generaciones a través del relato oral. Estas imágenes –visuales y orales- se nos reiteran en el tiempo desde el relato inmemorial hasta las redes de comunicación del siglo XXI. En ese contexto, el cóndor -más como símbolo que como patrimonio natural tangible- concita una afinidad de miradas y de identificaciones adquiridas, que convergen en las piedras, las cavernas, los ritos, los objetos utilitarios, la heráldica, la numismática, la filatelia, los productos de consumo, las imágenes en el ciberespacio: del ave sagrada, a la institucional ave nacional; de la sordidez de la Operación Cóndor al cómic representado por Condorito. En el humor y en el horror. En la reverencia y la irreverencia. En la cotidianidad. En la atmósfera cultural, el cóndor es parte de la «respiración» del imaginario común.