El escritor Frank Herbert describió, en su trilogía de ciencia ficción Dune , un tipo de existencia humana situada en un planeta desértico, Arrakis, donde el agua es el bien más preciado. Allí cada individuo debe vivir reciclando permanentemente todos sus fluidos corporales para poder obtener el agua que requiere para sobrevivir y cuando alguien muere toda el agua que contiene su cuerpo es reciclada para uso de la comunidad. En ese lugar llorar a los muertos es el símbolo de máxima prodigalidad. La Tierra, por el contrario de Arrakis, igual que el cuerpo humano, es fundamentalmente agua. Está compuesta en un 75% de agua. De esta, 97.5% es salada y apenas 2.5% dulce. La Tierra está rodeada por agua en forma de nubes, sus polos los cubren mantos de nieve y hielo. El planeta Tierra es más líquido que sólido: debiera llamarse planeta Agua. El agua es la raíz de la vida, patrimonio de la humanidad,. componente básico para el progreso, Es un bien público. Más que un derecho, es una necesidad vital. Está en peligro. Reflexionar sobre el agua nos pone a navegar en un mar de problemas. Se abusa de ella. Se la atropella. Se destruyen ecosistemas. Se sobre-explotan y contaminan las fuentes y las corrientes. El mal uso del agua deja predecir lo evidente, un mundo sediento, similar a Arrakis. Poco serán las actuales guerras del petróleo en comparación con las eventuales guerras por el agua.











Publicado: 2018-07-01